Pocas
civilizaciones fueron tan belicosas como las polis griegas, a pesar de que
fueron sociedades poco militarizadas hasta el siglo
IV a. C. Los templos tienen
representaciones en sus frontones y
sus frisos con
dioses con indumentaria de hoplita. Los vasos
cerámicos glorifican
las filas de
la falange. Las estelas
funerarias representan
las muertes de
los soldados de infantería. Platón utiliza
a menudo el modelo de la guerra para ilustrar sus teorías de la virtud y del
conocimiento y extrae frecuentemente sus ejemplos de la experiencia militar
personal de Sócrates. Para Heródoto, Tucídides o Jenofonte, era aparantemente inconcebible
relatar otras cosas. Para Sócrates, matar hombres guerreando por Atenas
no se oponía a la práctica de la dialéctica o de la reflexión abstracta.
Organización
La guerra griega antigua estuvo dominada en tierra por
la formación de la falange, una profunda línea formada por hoplitas
equipados con escudos, lanzas y espadas. El hoplita recibe su nombre de su escudo, el "hoplon". El
plan de la falange consistía básicamente en avanzar hacia el enemigo con la
lanza de cada falangita extendida hacia el enemigo. Cuando la falange llegaba
al alcance de las espadas, los falangitas sacaban las suyas y empezaban a luchar. Si los
arqueros enemigos disparaban flechas a la falange, los falangitas levantaban
sus escudos, puesto que la unidad era esencial para su defensa. La falange
griega era la mejor infantería, demostrada por la
victoria ateniense enMaratón. Diez mil hoplitas atenienses organizados en una
falange, derrotaron a un ejército persa muy superior en número, de
unos 26.000 hombres; los soldados atenienses sufrieron escasas pérdidas. Otro
tipo de soldado era el peltasta, que pertenecía a la infantería ligera y estaba
equipado principalmente con varias jabalinas. Los peltastas eran usados
normalmente para las escaramuzas.
El antiguo reino de Macedonia perfeccionó
la falange con el uso de las, inusitadamente largas, sarissas. Además de la
formación de la falange, los macedonios bajo el rey Filipo II comenzaron a usar
escuadrones de caballería ordenados y unidades tácticas de escaramuzadores
en la batalla.
Otro cambio introducido por Filipo II fue la creación
y el mantenimiento de un ejército profesional. Antes, las falanges griegas
habían estado compuestas por soldados-ciudadanos. Los ejércitos profesionales,
sin embargo, muy entrenados fueron la norma; especialmente después de que el
hijo de Filipo, Alejandro III, conquistara el vasto imperio persa y, a su
muerte, dejara varios estados a los diádocos. No fue hasta la evolución de la falange
al estilo mas flexible de la legión romana, en organización y
equipamiento, y combinado con el más ampliamente difundido uso de la caballería
ligera, cuando la falange griega perdió en el campo de batalla. Otra forma
de falange, la falange oblicua, se empleó cuando los ejércitos enfrentados
intentaban flanquear a la falange, o atacar los lados vulnerables. Para
defenderse contra dicha maniobra, las alas derecha y central de la falange se
fusionaban con el ala izquierda para formar una falange de cincuenta
hombres de fondo En torno a la época de las guerras médicas, los
griegos (y especialmente los atenienses) tuvieron la idea de armar barcos y
luchar en el mar. La embarcación de combate griega básica era el trirreme,
con tres hileras de remos en cada lado para aumentar la velocidad y la
maniobrabilidad. La estrategia ateniense en los combates navales demostró su
éxito en la Batalla de Salamina, donde una
pequeña flota ateniense basada en el principio de chocar, quemar y capturar las
embarcaciones enemigas, venció completamente a la flota persa.
Después de la derrota de los persas en el Mar
Egeo, los atenienses usaron su marina como defensa contra los
piratas y otros peligros, en un esfuerzo de promover el comercio dentro de
la confederación de Delos. La guerra navalfue decisiva en la guerra del Peloponeso, cuando la
estrategia de Atenas se convirtió ora vez en superioridad naval y los
atenienses intentaron encerrarse dentro de sus Muros Largos y
utilizar su flota para bloquear los puertos de los aliados de Esparta,
limitando el comercio. Después de la arriesgada aventura militar
en Sicilia, Atenas perdió una gran parte de su flota y muchos de sus
mejores soldados. Los espartanos aprovecharon este golpe aplastando y creando
rápidamente su propia marina con el apoyo de Persia. Con un
incuestionable Ejercito de tierra y una marina pasable, Esparta
incitó a muchas colonias atenienses a rebelarse, privando a Atenas de los fondos
necesarios para construir más barcos. No pasó mucho tiempo antes de que Esparta
tomara Atenas, derribara los muros de la ciudad y la saqueara.
Religión y guerra
En Atenas
sobre todo, el juramento de los efebos y su visita a los santuarios daba un
carácter religioso a la entrada en la carrera de las armas.
En los
ejércitos de todas las ciudades griegas había numerosos ritos que jalonaban el
comienzo de cada campaña militar y las distintas etapas de la guerra.
Antes de
decidir una guerra, se consultaba a los dioses dirigiéndose, por ejemplo,
al oráculo de Apolo Pitio, o
incluso a los oráculos o adivinos locales.
Una vez
decidida la guerra, no se rompían las hostilidades hasta que el heraldo,
personaje investido de un carácter sagrado, hubiera procedido a la declaración
solemne de guerra. Llegado el caso, el heraldo también llevaba las propuestas
de tregua o de paz. La declaración de guerra entre dos polis se caracterizaba
jurídicamente por la interrupción de toda relación entre ambas, a través de los
heraldos (akerictí).
En cuanto el
ejército estaba preparado para partir, no podía ponerse en camino cualquier
día. Los espartanos llegaron a Maratón después de la batalla, porque un escrúpulo
religioso les
prohibía entrar en campaña antes de la luna llena.
La expedición a Sicilia, iniciada un día nefasto, terminó en catástrofe.
La expedición a Sicilia, iniciada un día nefasto, terminó en catástrofe.
En el momento
en que el ejército estaba listo par la marcha, su jefe ofrecía un sacrificio y
pronunciaba una oración.
Si
era devoto, como Nicias, tenía mucho cuidado en no olvidar
las imágenes de los dioses de Atenas y un altar portátil donde ardía el fuego
perpetuo de la ciudad. Asimismo llevaba con él varios adivinos, pues durante la
campaña no se podía adoptar ninguna decisión importante sin consultar
previamente a los dioses.
Cuando
los dos ejércitos estaban ya alineados frente a
frente para la batalla, en cada campo el jefe, asistido por los
adivinos, dirigía a los dioses unas plegarias consagrándoles las personas y los
bienes de los enemigos. También inmolaban víctimas y los adivinos trataban de
descifrar los presagios en sus entrañas.
Podía
ocurrir que uno de los adversarios iniciara la acción y que el otro no
intentara defenderse, si los dioses no se habían pronunciado con claridad: en
Platea, el ejército espartano, inmóvil, con las armas a los pies y el escudo en
el suelo.
En
la lucha, los dioses y los héroes no abandonaban a sus fieles, sino que
luchaban con ellos. En la batalla de Maratón contra los persas, muchos soldados
atenienses creyeron ver a Teseo en armas, que se lanzaba a la cabeza contra los
bárbaros.36
En
época homérica, sólo se hacían prisioneros para inmolarlos después, ya que los
dioses tenían derecho a ese sacrificio humano, excepto cuando se esperaba
obtener un rescate del cautivo.
Todavía
en época clásica era frecuente matar sin piedad a los enemigos vencidos en el
mismo campo de batalla e incluso después de la batalla cuando se habían
rendido. Se remataba a los heridos.
Cuando
se tomaba una ciudad, se pasaba a cuchillo a las mujeres, a los ancianos y a
los niños. Se vendía como esclavos a quienes se perdonaba la vida.
Ésta
era la guerra, consagrada, o más bien, impuesta por la religión. El vencedor
tenía el deber de enterrar a sus muertos y de conceder una tregua a los
vencidos, para que pudieran hacer lo mismo.
A
los enemigos muertos y a los prisioneros se les quitaban las armas. Amontonadas
en el campo de batalla o agrupadas sobre troncos de árboles, constituían el
trofeo sagrado y objeto de culto que se dedicaba a los dioses. Ese maniquí
cubierto de armas se consideraba una estatua divina.
Erigir
el trofeo era mostrarse victorioso. Tras un combate de resultado incierto,
podía ocurrir que ambos adversarios erigieran un trofeo.37
En
la época clásica no se consagraba a los dioses la totalidad del trofeo, sino
sólo una décima parte (decate), el diezmo. Éste es el origen de
monumentos a menudo fastuosos que se apiñaban a lo largo de las vías sagradas
de los santuarios panhelénicos, como en Delfos.
Guerras medicas
Las guerras medicas fueron
una serie de conflictos entre el Imperio Aqueménida de Persia y
las ciudades-estado del mundo helénico que
comenzaron en 499 a. C. y se
extendieron hasta 449 a. C. La
colisión entre el fragmentado mundo politico de la antigua
Grecia y el enorme imperio persa comenzó cuando Ciro II el
Grande conquistó Jonia en 547 a. C. y tuvo
sus puntos álgidos en dos fallidas expediciones persas contra Grecia, en 490 y
480-479 a. C., conocidas como Primera y Segunda Guerra
Médica. El
enfrentamiento entre griegos y persas, del que las guerras Médicas fueron sólo
una fase, duró en total mas de dos siglos y culminó con la conquista y
disolución del imperio Aqueménida por Alejandro
Magno en el
siglo siguiente.
Los propios
griegos se refirieron a estas guerras como el «Asunto Medo» pues aunque eran
perfectamente conscientes de que el imperio Aqueménida, su enemigo,
estaba gobernado por una dinastía persa, conservaron para éste el nombre con
que fue conocido antes, Media, una región
contigua a Persia sometida a su imperio.
Guerra del peloponeso
La guerra del peloponeso (431–404 a. C.)
fue un conflicto militar de la Antigua Grecia que enfrentó a
la Liga de Delos (conducida por Atenas) con la Liga del
Peloponeso(conducida por Esparta).
Tradicionalmente,
los historiadores han dividido la guerra en tres fases. Durante la primera,
llamada la Guerra arquidámica, Esparta
lanzó repetidas invasiones sobre el Ática, mientras que Atenas aprovechaba
su supremacía naval para atacar las costas del Peloponeso y trataba
de sofocar cualquier signo de malestar dentro de su Imperio. Este período
de la guerra concluyó en 421 a. c., con la firma de la Paz
de Nicias. Sin embargo,
al poco tiempo el tratado fue socavado por nuevos combates en el Peloponeso lo
que llevó a la segunda fase. En 415 a. C., Atenas envió
una inmensa fuerza expedicionaria para atacar Siracusa,
en Sicilia. La expedición ateniense, que se prolongó
del 415 al413 a. C., terminó en desastre, con la
destrucción de gran parte del ejército y la reducción a
la esclavitud de miles de soldados atenienses y aliados.
Esto precipitó
la fase final de la guerra, que suele ser llamada la Guerra de Decelia. En esta
etapa, Esparta, con la nueva ayuda de Persia y
los sátrapas (gobernadores regionales) de Asia Menor, apoyó
rebeliones en estados bajo el dominio de Atenas en el Mar
Egeo y en Jonia, con lo cual debilitó a la Liga de Delos y,
eventualmente, privó a Atenas de su supremacía marítima. La destrucción de la
flota ateniense en Egospótamos puso fin
a la guerra y Atenas se rindió al año siguiente.
La guerra del
Peloponeso cambió el mapa de la Antigua Grecia. A nivel internacional, Atenas,
la principal ciudad antes de la
guerra, fue reducida prácticamente a un estado de sometimiento, mientras
Esparta se establecía como el mayor poder de Grecia. El costo económico de la
guerra se sintió en toda Grecia; un estado de pobreza se extendió por el
Peloponeso, mientras que Atenas se encontró a sí misma completamente devastada
y jamás pudo recuperar su antigua prosperidad. La guerra también acarreó
cambios más sutiles dentro de la sociedad griega; el conflicto entre
la democracia ateniense y la oligarquía espartana, cada una
de las cuales apoyaba a facciones políticas amigas dentro de otros estados,
transformó a las guerras civiles en algo común en el mundo griego.
Las guerras
griegas, mientras tanto, que originariamente eran una forma de conflicto
limitado y formal, se convirtieron en luchas sin cuartel entre ciudades
estado que incluían atrocidades a gran escala. La guerra del Peloponeso,
que destrozó tabúes religiosos y culturales, devastó extensos
territorios y destruyó a ciudades enteras, marcó el dramático final
del dorado siglo V a. C. de Grecia.
Dominación Romana
Desde mediados
del siglo II a. C. Grecia
se convirtió, de hecho, en un protectorado romano, y la mayoría
de las ciudades griegas pagaron tributo a Roma. En 88 a. C., con el apoyo
de Mitrídates, rey
del Ponto, los griegos
se sublevaron contra Roma, pero el levantamiento fracasó. Durante la época de
las guerras
civiles Grecia
fue escenario de las luchas entre las distintas facciones romanas que querían
hacerse con el poder. En la época Imperial se mantuvo la influencia cultural griega, pero
los núcleos de expansión económica de Oriente se polarizaron en las provincias romanas de
Asia. Éste período de relativa prosperidad fue interrumpido en el siglo III por las
invasiones de los bárbaros.
Paralelamente, la sociedad griega evolucionó hacia formas sociales y económicas
de tipo feudal.
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